Aquí una síntesis del *macabro plan de los monopolios alimentarios contra la soberanía alimentaria* de los países del sur global. ¿Como impulsan, con grandes inversiones, violencia, coimas y corrupción la destrucción de las agriculturas locales? ¿Cómo generan, promueven e *imponen alimentos industriales y químicos* para desalentar los alimentos naturales?. Monsanto-Bayer *invierten y estimulan el uso de semillas alteradas genéticamente* para acabar con las semillas nativas. Desarrollan full marketing engañoso para *comprometer a todos en el uso de insumos agrícolas dependientes de petróleo* para que los gobierno y agricultores se olviden de los cultivos orgánicos y el tratamiento ecológico de plagas. *Sustentan con propaganda intensa la necesidad del mono cultivo* para acabar con la agricultura de cultivos combinados y alternados. Fomentan y financian con grandes préstamos a gobiernos sumisos *alentando la agricultura industrial* desechando la agricultura andina comunitaria y familiar como está sucediendo en el Perú de hoy y a lo largo de la República. Vean, *difundan el video y siembren conciencia de estos hechos probados por la prensa internacional*.
Una producción del programa Negocios TV, podcast de Lorenzo Ramírez, periodista económico.
La alimentación industrial y sus consecuencias
La expansión de la alimentación industrial, promovida bajo marcos como el **Acuerdo Verde (Green Deal)** o iniciativas similares que comenta ek periodista Lorenzo Ramirez , representa un modelo de producción agroalimentaria globalizado manejado por las grande corporaciones quienes priorizan la eficiencia económica y la concentración monopólica, con graves impactos socioambientales, económicos y culturales. Este sistema, impulsado por grandes transnacionales (como empresas de agroquímicos, biotecnología y distribución masiva), genera una dinámica de dependencia y degradación que afecta especialmente a países con economías vulnerables y medianos y pequeños agricultores locales, comunidades, cooperativas y parcelas familiares . Estas son consecuencias básicas:
1. Dependencia del petróleo y contaminación ambiental
La agricultura industrial depende de combustibles fósiles para la producción de fertilizantes sintéticos, maquinaria, transporte y procesamiento, lo que agrava la crisis climática.
Ek Uso masivo de agroquímicos (pesticidas, herbicidas) que degradan suelos, contaminan fuentes hídricas y reducen la biodiversidad.
2. Pérdida de soberanía alimentaria y agricultura local
Imposición de semillas transgénicas: Las corporaciones promueven semillas modificadas patentadas, desplazando variedades originarias y obligando a los agricultores a comprar insumos cada ciclo, lo que erosiona la autonomía local.
Desaparición de la agricultura tradicional: Los pequeños productores no pueden competir con los precios de la industria, lo que genera abandono de tierras, migración a ciudades y despoblamiento rural.
3. Concentración corporativa y control alimentario**
Monopolios de la cadena alimentaria: Empresas como Bayer-Monsanto, Syngenta o Cargill controlan desde las semillas hasta la distribución, imponiendo precios y estándares que benefician sus intereses.
Acuerdos internacionales asimétricos Políticas como el Green Deal o tratados de libre comercio favorecen la exportación de alimentos industriales, socavando mercados locales y regulaciones nacionales.

4. Urbanización forzada y desigualdad social**
Hacinamiento en ciudades: El abandono del campo concentra a la población en áreas urbanas, aumentando la pobreza, la inseguridad alimentaria y la dependencia de alimentos procesados.
Vulnerabilidad económica Los países pierden capacidad de autoabastecimiento, quedando expuestos a fluctuaciones de precios internacionales y crisis de suministro.
5. Erosión cultural y biodiversidad**
Pérdida de semillas nativas: Las semillas genéticas homogeneizan la producción, eliminando conocimientos ancestrales y reduciendo la diversidad genética clave para la resiliencia climática.
Desconexión con la tierra*: Se rompe el vínculo entre comunidades y sus prácticas agrícolas sostenibles, reemplazándolas por un modelo extractivista.
Conclusión: Un sistema en crisis
La alimentación industrial no solo es insostenible ambientalmente, sino que también consolida un colonialismo corporativo donde la vida rural, la soberanía de los pueblos y los equilibrios ecológicos son sacrificados en favor de ganancias a corto plazo. Frente a esto, surgen alternativas como la agroecología, los mercados locales y la defensa de semillas libres, que buscan restaurar la autonomía alimentaria y la armonía con la naturaleza. La resistencia a este modelo es, hoy más que nunca, un imperativo ético y de supervivencia.