CHINA: TRADICION Y SOCIALISMO CHINO

La importancia de las raíces culturales en el desarrollo nacional y contruccion de ociimo chino : Reflexiones a partir del Año Nuevo Chino y su relevancia para países como el Perú

A propósito del año nuevo Chino y el Festival de la Primavera

Jorge Perazzo

En estos días, China celebra el Festival de Primavera y la inauguración de su Año Nuevo, según su calendario tradicional. Este evento no solo es una festividad colorida y llena de simbolismo, sino también una muestra clara de cómo el gobierno chino basa sus actividades, políticas, progreso y desarrollo de socialismo Chino en su historia, cultura y tradiciones ancestrales. Xi Jinn Ping lo dijo en su mensaje y lo reitera cada líder al presentar el Festival orgullosos de haber sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El despliegue de vestidos tradicionales, cánticos, leyendas, teatralizaciones y óperas que rescatan sus historias y principios fundamentales no es solo un espectáculo, sino un recordatorio de que China, como nación socialista, se ha construido sobre los cimientos de su pasado. De allí provienen los valores que guían su gobernanza, su proyección al futuro y sus iniciativas más importantes.

Este enfoque en la tradición no solo fortalece la identidad cultural, sino que también moviliza a la población, generando un sentido común de patria, nacionalismo y pertenencia. Este sentimiento compartido potencia las capacidades de su gente y refuerza la cohesión social, elementos clave para el desarrollo sostenible.

¿qué lecciones podemos extraer de esto para países como el Perú, México, Guatemala o cualquier nación de América con una rica historia cultural? ¿Por qué es importante mirar hacia nuestras raíces al diseñar proyectos nacionales, políticas públicas o estrategias de desarrollo?

La respuesta es clara: nuestras civilizaciones originarias, como la inca y preincas en el caso del Perú, Mayas o Aztecas nos legaron principios fundamentales que siguen siendo relevantes hoy, como en China. Conceptos como la cooperación, la equidad, la soberanía, la libre determinación, el buen vivir, el bien común y la reciprocidad no son solo ideas del pasado, sino valores que deben guiar nuestro presente y futuro. Estos principios fueron clave para el desarrollo de nuestras sociedades ancestrales y pueden serlo nuevamente si los integramos de manera inteligente en nuestros proyectos políticos emancipadores y formamos una generación con dicha mirada.

Para lograrlo, es esencial que todo programa, proyecto o elaboración teórica y política emancipador tenga su basamento en nuestras normas de convivencia social y en los principio de gobernanza que nuestras culturas desarrollaron para elegir el progreso y el bienestar colectivo. Esto no significa vivir anclados en el pasado, sino actualizar y modernizar estos principios, vinculándolos a las necesidades y desafíos contemporáneos. Significa mirar hacia dentro no hacia afuera, decolonizarnos. La tecnología, la información y el desarrollo científico deben ser herramientas que nos permitan reinterpretar y aplicar estos valores en un mundo de equidad, respeto mutuos y cooperación mutua y complementaria.

…nueva Republica anclada en nuestra esencia civilizatoria, en los paradigmas de nuestras culturas originarias…,

Países como China o India son ejemplos de cómo es posible alcanzar el éxito económico y social sin perder de vista sus raíces culturales como eje de socialismo chino como meta. Ambos han sabido combinar su herencia ancestral con innovación y modernidad, logrando un desarrollo que respeta su identidad. Para el Perú y otros países de América, este enfoque es igualmente viable y necesario. Si somos capaces de construir una propuesta de nueva Republica anclada en nuestra esencia civilizatoria, en los paradigmas de nuestras culturas originarias, y si logramos adaptarla a los retos actuales, estaremos en mejores condiciones de alcanzar un progreso sostenible y equitativo.

…combinar lo mejor de nuestro pasado con las herramientas del presente, para construir un futuro que nos pertenezca a todos….

Mirar hacia nuestras raíces no es un ejercicio nostálgico, sino una estrategia inteligente para construir un futuro que respete nuestra identidad y potencie nuestras capacidades. Al igual que China, podemos aprovechar nuestra historia y tradiciones para movilizar a nuestra población, fortalecer nuestro sentido de pertenencia y alcanzar el éxito como nación. La clave está en saber combinar lo mejor de nuestro pasado con las herramientas del presente, para construir un futuro que nos pertenezca a todos.

Los fundamentos que sustentan la idea de que las políticas emancipadoras por una nueva República deben estar enraizadas en la tradición cultural e histórica de una nación son múltiples y abarcan diversas dimensiones socio-culturales, económicas y políticas.

Los programas y políticas emancipadoras que se basan en la cultura y la historia de un país permiten recuperar y fortalecer la identidad nacional. Este sentido de pertenencia es crucial para que los ciudadanos se sientan parte de un proyecto de equidad y descentralizado, lo que a su vez propicia la cohesión social.

Cuando un proyecto emancipador se fundamenta en valores y tradiciones que son ampliamente reconocidos y respetados por la población, es más probable que obtenga aceptación y legitimidad. La historia de un país es un referente en el que los ciudadanos han depositado tanto su confianza como sus expectativas.

La actualización de los principios históricos a los tiempos actuales permite que las políticas sean pertinentes y efectivas. Esto implica no solo conservar la esencia cultural, sino también integrar avances tecnológicos y cambios sociales que puedan fortalecer un nueva República.

Las políticas emancipadoras que refuerzan los valores comunitarios, como la solidaridad, la equidad y la justicia, contribuyen a un desarrollo social más equilibrado. Un enfoque en el bien común asegura que los beneficios del desarrollo sean distribuidos de manera equitativa.

La combinación de tradiciones y modernidad puede fomentar la creatividad y la innovación local. Al reconocer y valorar las tradiciones culturales, se pueden descubrir nuevas formas de solución a problemas contemporáneos, que utilicen recursos y conocimientos autóctonos.

Los partidos y fuerzas emancipadoras que se arraigan en sus tradiciones y valores tienen una mayor capacidad para enfrentar crisis y desafíos externos. La cohesión social y la identidad cultural actúan como un amortiguador ante problemas económicos, sociales o políticos.

Un enfoque que prioriza el bienestar integral de la comunidad, que ha sido la base de diversas culturas, permite que las políticas y estrategias para el cambio no solo busquen el progreso económico-social, sino también la dignidad humana, la justicia social y la equidad.

Finamente, como conclusión, el éxito de cualquier programa emancipador radica en su capacidad de arraigarse en la tradición cultural, la historia y los valores de la comunidad. Esto no solo da legitimidad y fuerza al proyecto político, sino que también promueve una identidad cohesiva que favorece un nueva República equitativa y descentralizada para todos los pueblos y naciones. Esta visión integradora potencia la autoestima y la participación activa de la sociedad en su proceso de re-construcción nacional, de emancipación, generando un camino hacia el «buen vivir» y el bienestar colectivo.

Un comentario sobre «CHINA: TRADICION Y SOCIALISMO CHINO»

  1. Completamente de acuerdo y agregaría que Europa después de la IIGM apostó por la economía e identidades para su reconstrucción y recuperación, Francia es un ejemplo y supieron posicionarse. Nosotros con mayor razón tenemos todo porque está en nuestra mente la RECIPROCIDAD, algo que en las otras culturas no se ve. Un profesor que tuve en la Sorbona y vivió en Perú me dijo una vez: el día que surja un líder patriota en Perú ese día resurgirá el III IMPERIO PERUANO. Para el fuimos imperio inca y también durante el virreinato.

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