Jorge Perazzo
Vivimos momentos de tensión entre un modelo neoliberal neocolonial y una insatisfacción masiva de casi 100% del régimen imperante sin organización ni liderazgo para materializar un recambio deseado. ¿Qué hacer?
Emerge la necesidad de imaginar, construir y luchar por un nuevo horizonte, nueva Repubica en estos momentos de mayor descontento social, cuando un régimen caduco no representa los intereses ni las aspiraciones del pueblo, ¿Cómo construir un movimiento emancipador?
Dos mensajes son la fuente de inspiración para movilizar a la población, inspirarla y empoderarla: los insurgentes de sur lo proclamaron a viva voz.
«Esta democracia no es democracia» y «Que se vayan todos».
Ambas frases sintetizan el sentir colectivo de un pueblo cansado de un sistema que no les incluye, que perpetúa desigualdades y que desde su concepción ha sido diseñado para beneficiar a unos pocos.
Estas consignas no solo son un llamado a la resistencia, sino también a la acción creativa y transformadora, permitiendo que cada comunidad, cada barrio y cada pueblo tome las riendas de su destino.
«Esta democracia no es democracia»:
El mensaje es un LLAMADO A LA ACCION para construir una democracia comunitaria, basada en la participación activa de las comunidades, los barrios y los pueblos originarios organizados en cada territorio, centro poblado, comunidades y lograr que el pueblo tenga un papel protagónico en los asuntos públicos.
La consigna es un rechazo a la democracia mercantilista, racista, burocrática, elitista, imitación de los sistemas representativos occidentales, inequitativa, centralista, urbana, que consolida el poder de unos cuantos mientras excluye a la mayoría.
…desafío construyendo DEMOCRACIA en cada barrio…
«Esta democracia no es democracia» Invita no solo a denunciarle que es importante tácticamente, sino a construir alternativas democráticas diferentes, reales para para desafiar la existente y lograr impacto estratégico. Se puede generar ese desafío construyendo DEMOCRACIA en cada barrio, cada localidad, territorio o área con la población residente, con los propios vecinos hartos de autoritarismo y abusos del régimen actual.
¿Algo impide realizarlo? No es fácil, pero ya se empezó, justamente en el sur insurgente. Con el principio de Frente Único que debe y tiene que aplicarse en cada territorio y el pueblo pueda ejercer su derecho de defensa de sus intereses, organizar la resistencia a los abusos y desarrollar propuestas por el bien común.
…desde abajo un modelo más justo, inclusivo y representativo…
Al implementar esta democracia comunitaria, no solo se desafía al régimen actual, sino que también se construye desde abajo un modelo más justo, inclusivo y representativo y se acumula fuerzas para un cambio de régimen. Es la tarea prioritaria que nos debe comprometer a cada partido, colectivo, central que aspire a jugar rol emancipador.
«Que se vayan todos»: Romper con el sistema opresor
Este lema llama a desconocer a las autoridades que no representan los intereses del pueblo y a ejercer soberanía de manera directa. Es una ruptura con el Estado Republicano.
«Que se vayan todos» no es solo una expresión de frustración, sino una declaración de independencia frente a un gobierno y un sistema que han abandonado sus propias leyes, a la mayoría de la población y ejerce un autoritarismo violento.
Las dirigentes de comunidades y barrios deben identificar en cada territorio los efectos, déficit o carencias prioritarias, las demandas más sentidas generadas por el régimen actual en cada aspecto que afecta al habitante del área: la salud, la educación, los servicios públicos, la cultura, la seguridad, la corrupción y ponerlo en primer plano en la organización del frente único local.
Al entender las causas profundas de los problemas que afectan su vida diaria y sus autores políticos e ideológicos, que no son abstractas o lejanas, pueden movilizarse y exigir cambio de políticas y modelo de gestión que responda a sus verdaderas necesidades. Es responsabilidad primaria de cada emancipador que asuma la consigna básica “que se vayan todos” y construya el frente único local que incluye la elección de autoridades propias que realmente representen los intereses colectivos y trabajen por el bienestar común en cada barrio. Es el proceso de construcción de un poder popular.
«Esta democracia no es democracia», «Que se vayan todos»: Un proceso de decolonización, de soberanía, de libre autodeterminación.
La República ha perpetuado un modelo de saqueo y explotación de recursos que beneficia a intereses externos y a las élites nacionales. «Que se vayan todos» significa recuperar la soberanía sobre los territorios y poner fin a esta nueva forma de colonización.
La soberanía no es solo un concepto abstracto; es un acto concreto de recuperación del territorio, de los recursos y de la capacidad de decidir sobre ello y de lo que suceda y pase en su propio territorio y a sus habitantes. Durante siglos, la República ha excluido a las comunidades originarias y a los trabajadores tratándolos como ajenos en sus propias tierras y excluyendo a millones de los servicios básicos.
Ahora es el momento de ejercer un control territorial efectivo, garantizando que:
Las decisiones sobre el uso del territorio sean tomadas por quienes viven en él.
Cualquier intervención externa, ya sea del gobierno o de empresas, sea sometida a consulta y aprobación de las comunidades.
Los recursos naturales sean utilizados en función del bien común y no del enriquecimiento de unos pocos.
Hacia una nueva república: Inspirar, conectar y empoderar
«Esta democracia no es democracia» y «Que se vayan todos».
El cambio que se busca no es solo político, sino también cultural y social. Inspirarse en estas consignas significa construir un nuevo país desde las bases, donde:
La democracia comunitaria sustituya a la democracia elitista.
El control territorial sea una realidad en cada comunidad.
El bien común sea el eje central de todas las decisiones colectivas.
Es necesario inspirar a las comunidades para que crean en su capacidad de liderar este cambio, conectar a los diferentes actores para generar un movimiento cohesionado y empoderar a cada persona para que se convierta en protagonista de esta transformación.
Este es el reto de nuestra generación: superar un régimen que no nos representa, construir una nueva república basada en la equidad, la justicia y la soberanía, y garantizar un futuro digno para todos los pueblos del país. Que estas consignas nos guíen en el camino hacia un verdadero cambio.