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DISCURSO CON MOTTVO DE LA CELEBRACION DEL SESQUICENTEN ARIO DEL DESEMBARCO DE LA EXPEDICION LIBERTADORA EN LA BAHIA DE PARACAS
8 de Setiembre de 1970
Hemos venido aquí a rememorar el inicio de una epopeya libertaria; a ofrendar un tributo de admiración, de gratitud, de lealtad verdadera, de solidaridad histórica a los hombres que hace siglo y medio pusieron sus vidas al servicio de un ideal de libertad y de justicia; a descubrir un monumento que simboliza la siempre renovada eternidad de ese ideal; y a consagrar este pedazo de nuestra tierra como santuario que enaltezca y dé vida perdurable al reconocimiento de todos los peruanos por la lucha sacrificada y heroica de quienes aqui desembarcaron para combatir contra la opresión extranjera, por la causa sagrada de los pueblos del Perú y la América Latina.
…la grandeza del antiguo Perú precolombino. De ese Perú cuya savia profunda aún vive en nosotros…
Pero también hemos venido aquí a ratificar una posición y a reiterar una fe, con la unción profunda que se siente cuando se acude a los verdaderos reencuentros con la historia. Porque estas playas no sólo fueron escenario del comienzo final de la gesta emancipadora de nuestro pueblo. Ellas fueron también el hogar y la tumba de una cultura prodigiosa que eternizó en su arte incomparable la grandeza del antiguo Perú precolombino. De ese Perú cuya savia profunda aún vive en nosotros y cuyo pueblo, heroico y cobrizo, siempre fue, desde la misma penumbra de los siglos, el verdadero gestor de nuestro ser histórico, el ancla que fijó nuestro destino, la raíz y la esencia de nuestra propia vida.
…el imperio de los Incas, que resurgió victorioso para alentar la gesta de la emancipación contra la colonia, y que hoy vuelve a brotar con fuerza incontrastable para impulsar la lucha de una Revolución Nacionalista y Popular…
Aquí, por eso, hace ciento cincuenta años se dieron cita el pasado y el futuro del Perú. Y esta confluencia, de simbolismo entrañable y profundo, fue acaso la más alta expresión de la continuidad histórica de ese hondo anhelo de libertad y grandeza que siempre ha signado la vida del Perú; que estuvo presente en la portentosa creación que fue el imperio de los Incas, que resurgió victorioso para alentar la gesta de la emancipación contra la colonia, y que hoy vuelve a brotar con fuerza incontrastable para impulsar la lucha de una Revolución Nacionalista y Popular que hunde sus raíces en esa historia y que, otra vez, señala la presencia creadora del pueblo del Perú en la verdadera construcción de su destino.
El homenaje, la ofrenda y el tributo que hoy rendimos a los libertadores tiene por esta razón para nosotros una nueva y más alta dimensión.
Nuestra obra en el Perú de hoy representa la continuidad de un grande y trunco esfuerzo histórico que nosotros debemos completar. El sentido más radical de nuestra lucha es garantizar y dar plenitud a la tarea libertadora comenzada aquí, es alcanzar la independencia económica de nuestro pueblo, es lograr el ordenamiento de justicia implícito en la libertad que nos legaron los fundadores de la República, es, en suma, cimentar nuestra segunda independencia.
…nos imponen una común decisión de luchar por la conquista de una auténtica y definitiva emancipación económica en América Latina. En el escenario del mundo actual ya no podemos seguir balcanizados, ni podemos continuar engañándonos con el señuelo de autarquías imposibles.
. La Revolución de hoy es, de este modo, la heredera histórica de esa primera lucha por nuestra independencia. Y nuestra causa tiene, por ello mismo, idéntica vocación americana. Hoy, como ayer, se palpa la solidaridad de nuestros pueblos urgidos a unirse bajo el apremio de los mismos problemas fundamentales que nos imponen una común decisión de luchar por la conquista de una auténtica y definitiva emancipación económica en América Latina. En el escenario del mundo actual ya no podemos seguir balcanizados, ni podemos continuar engañándonos con el señuelo de autarquías imposibles. Asi como nuestros pueblos hace ciento cincuenta años tuvieron que unirse para emprender la ruta de la libertad, hoy tienen que volver a unirse poique de otra manera jamás serán realmente independientes ni verdaderamente libres.
La Revolución Peruana tiene clara conciencia de sus implicaciones históricas y sabe que su final destino está unido a la suerte de todo el continente latinoamericano. Hoy luchamos contra formas sutiles y poderosas de dominación, contra fuerzas que han probado ser capaces de derrocar gobiernos, de torcer voluntades, de aplastar insurgidas populares, de frustrar procesos do cambios salvadores para nuestros países. Sabemos que esto es así. Más aún, las fuerzas de dominación exterior tienen una virtual alianza con las que internamente defienden los mismos intereses y buscan perpetuar los grandes e injustos desequilibrios del subdesarrollo latinoamericano. Y comprendemos muy bien el inmenso poder de esta alianza opresora de nuestros pueblos.
…estamos reconstruyendo la sociedad peruana de acuerdo a principios, orientaciones y objetivos fundamentalmente diferentes de aquellos que sirven de sustento y de guía a los sistemas capitalistas y comunistas de otros países distintos al Perú.
Pero así como los libertadores de hace ciento cincuenta años fueron capaces de vencer el poderío combinado de una alianza similar, asi nosotros, los revolucionarios de hoy, seremos también capaces de hacer prevalecer la causa de la justicia latinoamericana en cada uno de nuestros propios pueblos. Ya lo estamos logrando en el Perú. Y al hacerlo somos profundamente fieles al legado de los libertadores y al más vital sentido histórico de su gloriosa hazaña americana. Sin apartarnos del rumbo que nos marca la intransferible realidad del Perú, estamos reconstruyendo la sociedad peruana de acuerdo a principios, orientaciones y objetivos fundamentalmente diferentes de aquellos que sirven de sustento y de guía a los sistemas capitalistas y comunistas de otros países distintos al Perú. Y en esta dimensión esencial también somos consecuentes con los fundadores de nuestra primera independencia. Porque para nosotros la obra revolucionaria debe ser siempre, como ellos la soñaron, obra de creación surgida del sacrificio y del esfuerzo.
Señores Embajadores de los gobiernos de Argentina y Chile:
Al descubrir este bello monumento que eterniza la lealtad de nuestro pueblo a un ideal de lucha libertaria y que expresa en sus formas aladas la perenne gratitud del Perú por los hombres que desde el sur vinieron a defender su causa, quiero pedirles aqui, en esta tierra histórica de Pisco y de Paracas, que sean los portadores de nuestro mensaje revolucionario de solidaridad americana. Y que digan a sus compatriotas que los hombres del Perú nuevo les saludan emocionados al rendir este homenaje a la gloria de sus antepasados ante cuya memoria ilustre juramos nuevamente honrar y defender, por encima de todas las cosas, nuestra posición y nuestra fe.