Asesinato de Kirk no es un hecho aislado ni una excepción en EEUU

E parte de una triste regla institucionalizada: decenas de asesinatos de carácter político ocurren en este país y en otras potencias imperiales.

A propósito del asesinato de Kirk, el republicano en Estados Unidos, no podemos quedarnos callado. Esto no es un hecho aislado. No es el primero ni será el último. En Estados Unidos ya parece casi una regla no escrita que los conflictos políticos críticos se “resuelven” con ejecuciones de líderes o personalidades influyentes.

Jorge Perazzo

Solo basta recordar: Robert F. Kennedy Jr. (1968), asesinado en plena campaña presidencial. Martin Luther King (1968), ejecutado por defender la igualdad. Malcolm X (1965), silenciado por luchar contra el racismo. John F. Kennedy (1963), el asesinato político más emblemático del siglo XX.

Más recientemente, el asesinato selectivo de líderes iraníes, iraquíes, libaneses y palestinos, muchos de ellos eliminados por operaciones encubiertas o drones, como Qasem Soleimani (2020) en Irak.

EE.UU. e Israel han convertido esta práctica en una política de Estado, elevando sus agencias de inteligencia a la categoría de sicariatos oficiales. Asesinaron a Bin Laden en Pakistán, asesinan a científicos iraníes, y ahora Israel ejecuta abiertamente a líderes de Hamás en Catar y Líbano, amenazando con continuar haciéndolo en cualquier país, con total impunidad y el silencio cómplice de Occidente.

Esto no es novedad en la política norteamericana: es parte de la práctica de los imperios. Igual que Israel, que hoy mismo asesina a líderes de Hamás en Catar o bombardea Gaza con la amenaza abierta de exterminio. Igual que cuando proclamaron con orgullo la muerte de Bin Laden o cuando invaden países para destruir gobiernos enteros.

Es un patrón. Las agencias de inteligencia se han convertido en sicariatos oficiales. Y no solo en EE.UU.: todos los partidos e instituciones políticas de Occidente —sean republicanos, demócratas, laboristas o socialdemócratas— están impregnados del mismo sello neocolonial. Viven de la guerra, del saqueo y de la destrucción.

Lo mismo pasó con Allende en Chile (1973), con líderes africanos como Patrice Lumumba (1961), con figuras del Líbano, de Irak, de Libia. La lista es larga. El asesinato político es la norma imperial.

Entonces, ¿por qué hoy se escandalizan con la muerte de Kirk? Porque cuando la violencia toca a “uno de los suyos” hacen ruido, pero ocultan los antecedentes de su propia práctica de sicariato histórico. ¿Cómo esperan que reaccione la gente cuando los propios presidentes de EE.UU. y Europa proclaman abiertamente sanciones, bloqueos y hasta la destrucción de países enteros como Rusia, China, Venezuela o Irán? Eso también son asesinatos, solo que de millones.

Lo que hoy vemos es la esencia de Occidente imperial: hipocresía, cinismo y violencia institucionalizada. No es un accidente ni un error corregible de la democracia liberal, es su ADN colonial. Y si no desenmascaramos esta mentalidad guerrerista, seguirán sonando los tambores de guerra.

El asesinato de Kirk no es una excepción: es un recordatorio brutal de que en el mundo imperial, la muerte política es moneda corriente.

Ahora, con la muerte de Kirk, se rasgan las vestiduras y aparentan ser pacifistas, pero es pura hipocresía. ¿Qué esperan cuando sus líderes proclaman abiertamente la destrucción de economías y naciones enteras como Venezuela, Cuba, Iran, Rusia con bloqueos y sanciones, llamándolas «ejes del mal»? Son incitaciones directas a la violencia, al asesinato y al sicariato a escala global. Ese mensaje venden a la humanidad entera como normal, licito y necesario. .

Por eso, concluimos: la única salida es romper con esa lógica y poner por encima la paz como símbolo y horizonte de humanidad. Y defender, sin ambages, la vida y la soberanía de los pueblos frente a estos ciclos de violencia y dominación sistemática.

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