Un ensayo de lo que viene para todos…que pierden su soberania
Jorge Perazzo, a proposito de las nuevas iniciativas del Congreso de los EEUU contra Cuba
La administración Trump ha relanzado con brutal claridad una ofensiva legislativa y diplomática contra Cuba que va más allá del tradicional bloqueo. Se trata de una escalada premeditada, no solo para asfixiar a la isla, sino para ensayar un modelo de coerción que podría extenderse a cualquier nación que se resista a someterse a los designios de Washington.
En los últimos meses, iniciativas como la H.R.5342 —que permite demandas ilimitadas bajo la Ley Helms–Burton—, la S.488 que impone sanciones por supuestos derechos humanos, o la S.172 que declara a Cuba “Estado adversario”, buscan estrangular toda posibilidad de desarrollo económico, científico y social en el país. Bloquean fondos para laboratorios, prohíben préstamos, restringen vuelos y condenan a un pueblo entero a la escasez como instrumento de presión política. (Ver detalle de las inciiativas en la tabla adjunta).
Pero lo más cínico de esta ofensiva es su doble moral descarada. El mismo gobierno que declara a Cuba “patrocinador del terrorismo” recibe con honores a figuras vinculadas a Al Qaeda —como hizo recientemente con un exjefe militar cuya cabeza había puesto precio años atrás—, ahora “reconvertido” en aliado útil. Mientras, a Cuba se le castiga por mantener su soberanía y negarse a ser un satélite sumiso.
Lo que hoy experimenta Cuba no es una excepción, sino el laboratorio de lo que Washington está dispuesto a aplicar contra otros países, amigos o enemigos, que no se plieguen a sus intereses. Con sus aliados, como el caso de Milei en Argentina, la estrategia es más sutil pero igualmente destructiva: a cambio de apoyo político, exige bases militares, sumisión económica y alineamiento incondicional. Es un colonialismo moderno, disfrazado de amistad, que vacía la soberanía de los pueblos y entrega sus recursos a cambio de nada.
Con los rivales abiertos, como China, Rusia o Irán, el método es más directo: sanciones, aranceles, amenazas y acusaciones infundadas. Pero con Cuba —por su histórica resistencia— la agresividad alcanza niveles extremos: desde el despliegue de armamento nuclear en sus cercanías hasta el bloqueo financiero más largo de la historia moderna.
Trump no solo quiere “hacer retroceder a Cuba”. Quiere enviar un mensaje al mundo: quien no se someta, será aplastado. Pero lo que realmente revela esta política es la profunda crisis interna de Estados Unidos, una potencia que —como náufrago— hunde a sus vecinos para intentar mantenerse a flote.
Por eso, cada vez más países —incluyendo antiguos aliados como Corea del Sur o India— miran con recelo a Washington y buscan alternativas en espacios como los BRICS, donde Cuba ya tiene un lugar. Porque han entendido que hoy el enemigo es Cuba, mañana puede ser cualquiera.
La lección es clara: la única defensa frente a esta maquinaria de dominación es la unidad regional, la soberanía firme y la denuncia internacional constante. Cuba resiste no solo por su pueblo, sino por todos los que creen en un mundo multipolar donde la dignidad valga más que la sumisión.
La Ofensiva Legislativa: Asfixia Legal y Económica
Las nuevas iniciativas legislativas son más agresivas que la ya conocida Ley Helms-Burton, y tienen un objetivo destructivo: provocar una implosión interna.
Iniciativa Clave | Bloqueo Agresivo y Efecto Nocivo |
H.R. 5342 (Ampliación Helms-Burton) | Permite demandas ilimitadas, eliminando límites de tiempo. Efecto: Generar un terror jurídico global contra cualquier empresa que ose invertir en Cuba, asfixiando su economía y castigando al pueblo. |
S.488 y S.838 (Sanciones Específicas) | Impone sanciones a cualquier entidad que negocie con Cuba e impide préstamos a países «adversarios». Efecto: Corta las venas del financiamiento para proyectos de desarrollo y salud, agravando la crisis humanitaria. |
S.172 y H.R.3479 (Bloqueo Tecnológico y Naval) | Declara a Cuba como «Estado adversario extranjero» y prohíbe licencias para cables submarinos. Efecto: Aísla a Cuba del desarrollo tecnológico global y justifica futuras acciones de agresión, incluso el desplazamiento de fuerzas militares, como el reciente movimiento de activos nucleares. |